Para ir a donde no se sabe, hay que ir por donde no se sabe

Esta frase

para ir a donde no se sabe, hay que ir por donde no se sabe,

San Juan de la Cruz

la interpreto como una buena forma de hacer, ya que,

para que nos sucedan cosas diferentes, debemos de dejar de hacer siempre lo mismo, es decir, dejar de repetir siempre los mismos patrones de conducta, cuando estos, nos hacen bloquear y detener nuestro deambular por la vida.

A menudo nos dejamos despojar de nuestro verdadero tesoro,

que está y somos nosotros mismos,

y el vaivén de la sociedad capitalista y de consumo nos desarraiga de nuestro yo, o espíritu, alma, o como le queramos llamar, secuestrándonos a través de diferentes múltiples actividades, ya sean estas de ocio, de trabajo, de compromiso, de consumo.

Y todo ello aunque en principio pueda ser saludable y aconsejable, puede dejar de serlo, y lo es, cuando aparecen los primeros síntomas de que algo no va bien, y estos pueden ser jaquecas, migrañas, subidas o bajadas de tensión, trastornos digestivos, psicológicos, nerviosos, insomnio, inmunológicos, etc., etc., y lo peor llega cuando estos síntomas en nosotros se convierten en crónicos, ya sean de modo consciente o inconscientemente.

Cuando nos encontramos en la situación arriba descrita, podemos optar por varias opciones, una de ellas hacer alguna cosa al respecto, otra no hacer nada, otra forzar más la maquina, y otra detenernos o pararnos, otra esconder la cabeza como el avestruz, otra cerrar los ojos como si no pasara nada.

Pero esta claro que lo que se siembra se recoge, y tarde o temprano recogeremos sus frutos, tanto si nos gusta como si no.

La historia nos dice y demuestra que, no se pueden cambiar las estructuras que sustentan la sociedad, si primero y previamente no cambia interna y externamente la persona que las ha creado.
Esta claro que nuestro sistema social hace aguas por casi todas partes, tanto en nuestro país, como en el resto de los demás países.

Que podemos hacer nosotros pobres e indefensos mortales al respecto, ¡¡¡ si podemos quejarnos, protestar, y echar la culpa y la responsabilidad a los otros, ya se estos familiares, amigos, enemigos, banqueros, políticos, economistas, juristas, militares, u otros, etc., etc., !!!.

Podemos realizar a tal efecto, primero en nuestra transformación personal, intentando y procurando ser cada vez más coherentes con lo que somos, decimos, y realizamos, y este noble objetivo lo tenemos al alcance de la mano, a través de cada instante que se nos presenta en cada momento del quehacer diario, sólo tenemos que vivirlo y aceptarlo sin más.

Si perseveramos en esta realidad de estar positivos, uniremos nuestras fuerzas, a las de las otras personas, grupos, instituciones, movimientos y demás, que ya están en esta línea de acción, por lo que ayudaremos a acelerar y anticipar el bienestar, la paz, el equilibrio y la alegría de vivir de nuestra sociedad.